viernes, 6 de abril de 2007

LA TERCERA VIA

La Tercera Vía
Tony BlairPrimer Ministro británico
La Tercera Vía es un camino de renovación y éxito para la moderna democracia social. No se trata únicamente de un compromiso entre la izquierda y la derecha. Persigue adoptar los valores esenciales del centro y de centro-izquierda y aplicarlos a un mundo de cambios económicos y sociales, libre del peso de una ideología obsoleta.
El reto al que hemos de hacer frente es formidable: la globalidad de los mercados, la persistencia de la pobreza y de la marginación social, una delincuencia en aumento, el desmoronamiento de la familia, el papel cambiante de la mujer, la revolución tecnológica y del mundo del trabajo, la hostilidad de la sociedad hacia la política y las demandas de una reforma democrática más profunda, y un amplio abanico de asuntos medioambientales y de seguridad que reclaman una acción internacional.
Los ciudadanos buscan un rumbo. Quieren saber cómo adaptarse y prosperar, cómo generar estabilidad y seguridad en este mundo de cambios. Abrazan los tradicionales valores de centro-izquierda, de solidaridad, justicia social, responsabilidad y oportunidades. Pero son conscientes de que debemos ir, de forma decidida, más allá de los modos de pensamiento superados. Más allá de una izquierda tradicional, preocupada por el control del Estado, las elevadas cargas impositivas y los intereses de los productores; y de una nueva derecha librecambista, que postula que un individualismo de miras estrechas y la fe en la libertad de los mercados son la respuesta a todos los problemas.
La Tercera Vía supone una nueva línea dentro del centro-izquierda. La izquierda del siglo XX ha estado dominada por dos corrientes: una izquierda fundamentalista, que veía el control del Estado como un fin en sí mismo, y una izquierda más moderada, que aceptaba esa dirección básica, pero estaba a favor del compromiso. La Tercera Vía es una reevaluación seria, que extrae su vitalidad de unir las dos grandes corrientes de pensamiento del centro-izquierda -el socialismo democrático y el liberalismo-, cuyo divorcio durante este siglo contribuyó tan claramente a debilitar la política de signo progresista a lo largo y ancho de Occidente.
La antigua izquierda y la renovada derecha han adoptado, y continúan adoptando, distintas formas en Europa. No existe un modelo único de Tercera Vía, pero los partidos progresistas europeos comparten valores comunes y todos nos estamos adaptando para responder a los retos.
Durante sus muchos años en la oposición, el Partido Laborista británico fue percibido -si bien injustamente- como el partido del gran gobierno, de las nacionalizaciones, contrario al espíritu de empresa, suave con la delincuencia, despreocupado de las cuestiones que rodean la vida de las familias, estrangulado por los grupos de presión y favorable a una fiscalidad más gravosa y a un mayor gasto en todos los ámbitos.
También se nos consideraba malos gestores de los servicios públicos, sometidos como estábamos a los intereses de los sindicatos y de los productores y escasamente preocupados por la variedad y la calidad. La derecha fue capaz de hacer de la privatización y de la libertad de mercados panaceas universales.
Se creó una falsa oposición entre derechos y responsabilidades, entre compasión y ambición, entre los sectores público y privado, entre una economía de empresa y la lucha contra la pobreza y la marginación.
El nuevo Partido Laborista ha buscado avanzar y aplicar sus valores de un modo diferente.
Nuestra tarea se encuentra en una fase inicial y vamos aprendiendo a medida que avanzamos. Pero el neolaborismo, en el Gobierno, está poniendo en práctica la Tercera Vía.
En el terreno económico, nuestro enfoque no encaja ni en el laisser-faire ni en la intromisión estatal. La función del Gobierno es favorecer la estabilidad macroeconómica, desarrollar políticas fiscales y de bienestar que fomenten la independencia -no la dependencia-, dotar a los ciudadanos de los elementos necesarios para poder trabajar, merced a una mejora de la educación y de las infraestructuras, y apoyar a la empresa, especialmente a las industrias del futuro, basadas en el conocimiento. Y nos enorgullece el sabernos respaldados por los empresarios y también por los sindicatos.
La educación es una prioridad absoluta. Una mejora de la calidad educativa representa la clave para aumentar la competitividad internacional y conseguir una sociedad no excluyente en el futuro. Se está efectuando una inversión sustancial para impulsar una radical reforma en los centros de enseñanza, encuadrada por la fijación de objetivos y la intervención decidida en aquellas escuelas marcadas por el fracaso escolar. Con ello se aspira a que todos los ciudadanos del futuro posean las capacidades y conocimientos básicos que necesitan para obtener un empleo, y para que la gran mayoría alcance mayores y mejores niveles de formación.
En lo que respecta a las políticas de protección social y de empleo, la Tercera Vía supone la reforma de la seguridad social, para transformarla en un camino hacia el empleo siempre que sea posible. Y fomenta unas condiciones justas en el mundo laboral, al tiempo que hace que trabajar compense el reducir la fiscalidad y las penalizaciones que desincentivan el trabajo y la creación de empleo.
La Tercera Vía persigue la consolidación de un nuevo equilibrio entre derechos y deberes, no sólo en la esfera del sistema de protección social, sino también desde un tratamiento más riguroso de la delincuencia juvenil, y un énfasis mucho mayor en los deberes de los padres. Y se está fraguando un nuevo enfoque de las ayudas a la familia, que permita responder a las necesidades de los hijos y ayudar a las familias -en particular a las más vulnerables- a compaginar el trabajo y la vida familiar de manera más adecuada.
La Tercera Vía se traduce en una renovación democrática y una restitución de la fe en la política. El neolaborismo ha emprendido un proceso de transferencia de autonomía dentro del Reino Unido. Irlanda del Norte ya cuenta con una asamblea electa, el año próximo se celebrarán las primeras elecciones al nuevo Parlamento escocés y a la asamblea de Gales; junto con la elección del nuevo alcalde de Londres, éstos son sólo algunos de los muchos pasos que se están dando para renovar el gobierno local.
Para esta nueva era hemos de reinventar, igualmente, el concepto mismo de Gobierno. Los gobiernos, en el discurrir de esta centuria, han contado con los instrumentos adecuados para regular el flujo monetario, conceder ayudas sociales, construir viviendas o, incluso, embarcarse en guerras y llevar al hombre hasta la Luna. Ahora, han de adquirir nuevas capacidades, a saber: la capacidad de trabajar en conjunción con el sector privado y con el voluntario, de compartir la responsabilidad, de responder a una sociedad mucho más exigente, y de cooperar de nuevos modos a escala internacional.
En el ámbito internacional, la sustitución de las viejas certidumbres de la guerra fría por las más desazonadoras amenazas de la delincuencia organizada, el terrorismo, los estupefacientes y la degradación del medio ambiente, exige formas flexibles de colaboración internacional.
Abogamos por la cooperación sin denigrar del patriotismo. El neolaborismo está a favor de una Europa descentralizada y fuerte, ampliada hacia el este y capaz de dar respuesta a los problemas transfronterizos de manera eficaz, pero recurriendo a la integración únicamente en aquellos casos en que sea preciso.
Esto es la Tercera Vía. Una nueva alianza entre el progreso y la justicia, un nuevo fundamento de sustentación que alcanza a aquellos que compartían nuestros valores, pero dudaban de nuestra capacidad para materializarlos.
Con valor, podemos admirar nuestra historia sin vivir anclados en ella, y construir dinámicas sociedades de democracia social para el siglo XXI.
¿Qué es la Tercera Vía?
La Tercera Vía es un término acuñado por el economista
Anthony Giddens y adoptado por el primer ministro británico Tony Blair para definir al nuevo centro izquierda en su país . Sin embargo, el término no sólo es válido para definir las políticas liberales y a la vez sociales que proclama en gobierno Blair, ni tampoco es algo que puedas circunscribirse al centro izquierda. En España Aznar ha comenzado a hablar de "liberalismo reformista" como versión de la Tercera Vía de centro derecha.
En definitiva, la derecha y la izquierda tradicionales están en crisis en toda Europa y se abrazan a términos menos dogmáticos y encasillados para conectar con el pueblo. La idea es conseguir una mezcla ideal de libre mercado con políticas de igualdad social, en lo económico. En el ámbito de lo social, este nuevo Centro, habla siempre de la familia, con una definición mucho más amplia, como eje alrededor del que gira la sociedad.
El actual ambiente político español parace alejarnos de ese Centro y para muchas personas resulta difícil sentirse indentificado con PSOE o PP. De ahí nace la idea de este foro abierto de debate, aunque esta abierto a todos los puntos de vista.

Civilizar a un pueblo no es otra cosa que hacerle sentir nuevas necesidades.Charles Gide.
De la autoridad moral que nos invade


En este mundo virtual en el que nos movemos sin duda trasladamos, algunos más que otros, nuestros anhelos, pasiones, miedos y, principalmente, nuestro ego a palabras, frases, conversaciones y a una realidad en la que trascender por encima de lo cotidiano. Algunos piensan que ese traslado les da licencia para sentirse superiores y se sienten acreedores de una autoridad moral impuesta por los ideales a los que abrazan, cuando no simplemente por circunstancias externas y fútiles. En no pocas ocasiones uno tiene que leer reproches de personas que se sienten en un plano de superioridad otorgado por la autoridad moral que les brinda su presunto nivel cultural. Este quizá sea el menos grave de los ejemplos, sin embargo algunos lo convierten en una coraza inexpugnable que les permite sustituir la falta de argumentos por frases grandilocuentes o citas prestadas tomadas de su vasta y enciclopédica lectura.

Tercera Vía
La Tercera Vía es una
ideología política y económica de gobierno que, desde un punto de vista socialista o socialdemócrata, pretende aplicar políticas de desregulación, descentralización y reducción de impuestos. Está bien representada por algunos gobernantes como el primer ministro británico Tony Blair, el ex canciller alemán Gerhard Schröder, el ex primer ministro holandés Wim Kok, el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y el expresidente chileno Ricardo Lagos.
Un modelo reformista
Los partidarios de este modelo se inspiran en las teorías de
Anthony Giddens y consideran que este modelo es una reforma que necesita la socialdemocracia para poder seguir defendiendo los elementos básicos del Estado del bienestar en la era de la globalización, adoptanto un modelo económico de corte socioliberal.
El auge de la Tercera Vía se debe sobre todo al agotamiento de las políticas socialistas tradicionales, sobre todo en la
Unión Europea. El objetivo de la Tercera Vía es compatibilizar los valores tradicionales de centro-izquierda, como la solidaridad, la justicia social, la responsabilidad y las oportunidades, con los postulados económicos del libre mercado, como la reducción del intervencionismo y de los impuestos.
Política económica y fiscal
La función que la Tercera Vía asigna al Gobierno es favorecer la estabilidad
macroeconómica y desarrollar políticas de bienestar, pero sin intervenir directamente ni imponer políticas paternalistas. Otro punto clave es la creación de empleo, mediante la mejora de la educación y los beneficios fiscales para las empresas que asuman sus responsabilidade.
Política internacional
En la política internacional, la Tercera Vía intenta adaptarse a la
globalización y a los nuevos retos políticos que surgieron tras el final de la guerra fría, desechando las viejas ideas y amenazas del orden bipolar, y se preocupa por los nuevos problemas, como la delincuencia organizada, el terrorismo, el tráfico de drogas y el medio ambiente.
La cooperación internacional y el reforzamiento de las organizaciones supranacionales, como la UE, son otros puntos clave de la Tercera Vía, pero sin renunciar a la
soberanía nacional. La seguridad es también vital, pero utilizando la fuerza sólo cuando sea imprescindible.
La Tercera Vía en diversos países
Alemania
En Alemania, las políticas de Tercera Vía fueron denominadas Neue Mitte bajo el gobierno socialista del canciller alemán
Gerhard Schröder que expresó su cercanía con las tesis del Third Way del primer ministro británico Tony Blair.
España
En
España se conoce a la Tercera Vía como Nueva Vía. Los socialistas se sumaron a estas tesis a partir del XXXV Congreso Federal del PSOE, que eligió como secretario general al actual presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
También se conoce en España como "Tercera Vía" a una corriente organizada hacia el año 1997 dentro de
Izquierda Unida, cuyo nombre se refiere a un espacio distinto tanto del Partido Comunista de España como del Partido Democrático de la Nueva Izquierda que están enfrentados en ese momento. Tras la expulsión del segundo de ellos y tras la llegada en el año 2000 al cargo de Coordinador General de Gaspar Llamazares, apoyado entre otras corrientes por la Tercera Vía, ésta deja de funcionar.
Gran Bretaña
Gran Bretaña, es probablemente el país donde las tesis de la Tercera Vía han recibido mayor concreción teórica, bajo el mandato de
Tony Blair.
Críticas
A menudo se describe la Tercera Vía como una evolución de los antiguos socialdemócratas hacia posturas mucho más
neoliberales y con escasos tintes socialistas, con el objetivo de devolver al poder a los partidos socialdemócratas que han perdido las elecciones. Además, los críticos afirman que las políticas de la Tercera Vía benefician en última instancia los intereses de las grandes corporaciones, en detrimento de las clases trabajadoras y los pobres. Los defensores afirman que después del fracaso del modelo soviético de economía centralizada y planificada por el estado burocrático ha quedado demostrado el capitalismo y la economía de mercado como único generador de riqueza en un marco de libre competencia como única manera de proteger al consumidor, que este pueda siempre elegir entre varios oferentes, y el estado debe ser profesionalizado para asegurar la justicia social y la redistribución de la riqueza a través de un sistema impositivo progresivo que se vuelque en educación y salud universal, protección del medio ambiente, seguridad y justicia independiente del poder politico.


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