viernes, 6 de abril de 2007

REVOLUCION NARANJA / REVOLUCION DEMOCRATICA










Revolución Naranja



Revolución Naranja, proceso de implantación democrática en Ucrania (noviembre de 2004) en el que el pueblo no acepta el resultado de unas elecciones que considera amañadas por los resultados que favorecen al candidato prorruso, y sale a la calle para aclamar al líder prooccidental Víktor Yushchenko, logrando que se repita el proceso electoral. Yushchenko ganó en el mes de diciembre y se descubrió que había sido envenenado durante la primera campaña.
Una de las principales promesas electorales de Yushchenko fue la de iniciar el proceso para la adhesión de su país en la Unión Europea.
Ucrania: la frágil flor de la democracia
La Revolución Naranja despertó la esperanza de una democracia real en Ucrania.
Por estos días, Ucrania tiene la sensación de estar viviendo un experimento que sólo está a medias.
Los embriagadores días de la Revolución Naranja, en el invierno pasado, realmente hicieron florecer la libertad.
Eso incluye la libertad de quejarse... Quejarse de que no hay suficiente libertad.
Pero, ¿es eso democracia? Bueno, el Presidente actual fue quien ganó la mayoría de los votos y el parlamento enfrentará elecciones el próximo año.
Además, la constitución está siendo reformada para darle más atribuciones al congreso y al Primer Ministro, lo que significa menos poderes para el Presidente.
Todo eso luce bastante democrático.
"Nada ha cambiado"
Sin embargo, las personas que acampan en un erial cerca del edificio del parlamento no están de acuerdo.
Están desencantadas, pero no quieren que vuelva el viejo régimen, sólo que sus quejas sean escuchadas.
En especial, no desean ver más a los funcionarios regionales corruptos que durante años han hecho miserables sus vidas.
Para ellos, la llamada Revolución Naranja sólo logró que un grupo de políticos reemplazara a otro.
"En las provincias donde nosotros vivimos, lejos de Kiev, nada ha cambiado", me dicen.
El escritor Andrej Kurkov no está de acuerdo. "Ahora hay una sensación de transparencia y responsabilidad democrática".
"La gente sabe ahora que si no le gusta un gobierno, lo pueden expulsar en las siguientes elecciones. Los políticos también lo saben"., agrega.
"En el pasado, cuando viajaba por el país hablando con los escolares, cuando les preguntaba qué esperaban del futuro, me decían que emigrar".
Eso ha cambiado ahora, me asegura: los escolares creen que hay esperanzas de lograr algo en Ucrania.
Oportunidades

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En Ucrania recordé la definición de democracia que un experto en estudios políticos me dio en California:
"Democracia es el sistema de gobierno que ofrece a la gente la oportunidad de descubrir quién es".
Si es así, Ucrania ciertamente parece más democrática ahora que antes de la Revolución Naranja.
Sin embarga, falta mucho por hacer. Existe mucha corrupción, en especial a nivel local.
Tensiones dentro de la coalición de gobierno -que provocaron que el presidente Víktor Yushchenko disolviera el gabinete- han retrasado reformas económicas necesarias.
Y Rusia, el gigante vecino, es suspicaz sobre todo lo que está ocurriendo en Kiev.
El kremlin no desea que los rusos vean en Ucrania un ejemplo y salgan a las calles para pedir un cambio de régimen.
Lado ganador
Lo que ocurrió en el invierno pasado, ¿fue una revolución de la gente? Natalya, una de las miles de estudiantes que estuvo varios días en la Plaza de la Independencia, cree que sí.
Ella no sólo agitó una bandera naranja y visitó una bufanda naranja: se tiñó el pelo de ese color. "Sí, creo que ayudé a que la democracia germinara en mi país. Todos lo hicimos. Fue una sensación maravillosa".
Los manifestantes también recibieron ayuda. Varias organizaciones occidentales que fomentaban la democracia llevaban trabajando meses -algunas incluso años- en Ucrania, entrenando, equipando y financiando a grupos locales.
Lo que nadie podría predecir era cuál sería la decisión de los jueces de la Corte Suprema cuando se les pidió que anularan las fraudulentas elecciones presidenciales y convocaran a nuevos comicios.
Los jueces escucharon las voces que se alzaban desde la Plaza de la Independencia y, de acuerdo con el experto en política Yevhen Fedchenko, se sintieron alentados a proferir una sentencia en contra del régimen que los había elegido.
O quizás sólo calcularon que el poder estaba punto de cambiar de manos, por lo que era mejor quedar en el lado ganador.
Lo que haya sido, es indudable que los ucranianos tienen más libertad hoy que hace un año.
Aún es demasiado pronto para decir si eso se traducirá en más democracia real y en un sistema de gobierno en el que la gente decida a través de líderes electos y responsables, que respeten los derechos de los ciudadanos y la ley
UCRANIA:Destino de la Revolución Naranja en las urnas
BUDAPEST, 24 mar (IPS) - Los ucranianos se preparan para participar en las elecciones parlamentarias de este domingo, en medio de grandes dificultades económicas y tras un año de gobierno liberal y turbulento. Occidente y Rusia siguen de cerca los acontecimientos.
La ciudadanía de esta república ex soviética de 48 millones de habitantes decidirá la composición de su parlamento, que, a su vez, designará un primer ministro con más poder que sus antecesores. La profunda reforma constitucional ahora vigente implicó el pasaje del presidencialismo al parlamentarismo. El presidente Viktor Yuschchenko, líder de la Revolución Naranja, revuelta popular que puso fin al régimen del primer ministro Viktor Yanukovich, conservará un poder considerable. Pero el nuevo sistema parece más adecuado para impedir el florecimiento de tendencias autoritarias en el gobierno. Poco queda del equipo "naranja" que, bajo el liderazgo de Yushchenko y la hoy ex primera ministra Yulia Timoshenko, encabezó la revolución que cuestionó la victoria electoral de Yanukovich en 2004 y forzó la convocatoria a una nueva ronda electoral. Los desacuerdos entre Timoshenko y Yuschenko, por conflictos políticos y escándalos de corrupción, llevaron al presidente a destituir a su primera ministra. Hoy, compiten entre sí, lo que reanima las posibilidades de Yanukovich. Hasta ahora, la campaña política transcurrió en un ambiente de relativa limpieza, y todos los candidatos han tenido acceso a los medios de comunicación, lo que no ocurrió en elecciones anteriores. El Partido de las Regiones de Yanukovich, que promueve las autonomías regionales y un vínculo estrecho con Rusia y se opone a la integración en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), está al frente en las encuestas, con 30 por ciento de preferencias entre los entrevistados. Los restantes contendientes comparten antecedentes "naranja". El partido de Yushchenko, Nuestra Ucrania, encabeza la lista con 20 por ciento de respuestas de los encuestados. No tan orientada al mercado, pero aun así mirando a Europa, se encuentra Timoshenko, que se considera la única fiel a los valores de la Revolución Naranja. Protagonizó una campaña emotiva, pero pobre en lo ideológico. Se ubica tercera, con 13 por ciento de la intención de voto, según los sondeos. Yanukovich confía en obtener el apoyo del este de Ucrania, rusohablante e industrializado. El centro y el occidente será campo de una nueva batalla entre Yushchenko y Timoshenko. De todos modos, ningún partido podrá gobernar solo, lo cual alienta especulaciones sobre las posibles alianzas. "Hay fuerte presión pública para que Yushchenko y Timoshenko reviertan la 'ruptura naranja'", dijo a IPS Alexander Demyanets, del Centro Razumkov de Estudios Económicos y Políticos. Timoshenko apoya la reunificación, pero Nuestra Ucrania muestra diferencias internas al respecto. De todos modos, dijo Demyanets, "muchos miembros influyentes" de Nuestra Ucrania y el Partido de las Regiones ven una alianza entre Yanukovich y Yushchenko como "más ventajosa en el largo plazo". Yanukovich está en una posición cómoda no sólo porque la revolución prooccidental no logró cumplir sus promesas, sino porque la economía ucraniana ha empeorado considerablemente desde el año pasado. La inflación aumentó, el crecimiento económico cayó de 12 por ciento en 2004 a tres por ciento en 2005, y Rusia elevó el precio del gas que le vende a Ucrania, pues no está dispuesto a subsidiar la energía de un vecino poco amistoso y prooccidental. Yanukovich prometió acabar con el "caos" económico causado por la revolución, parcialmente a través del restablecimiento de las relaciones amistosas con Rusia. El gobierno de Yushchenko, en cambio, pretende asociar a Ucrania a la OTAN para 2010 y luego a la Unión Europea (UE), pues aspira a que Occidente garantice su seguridad ante Rusia. Moscú preferiría el triunfo de Yanukovich, pues su partido está en favor de la creación de un espacio económico común con Rusia, Belarús y Kazajstán y se opone al ingreso en la OTAN. El gobierno de Vladimir Putin sigue las elecciones con mucho cuidado, pero parece haber comprendido que la presión económica es un arma mejor que la intervención política directa. Rusia procura asegurarse el monopolio de los recursos energéticos y los sistemas de transporte de Europa oriental y Asia central, contra los intereses de Estados Unidos, que alienta la "democratización" de las repúblicas ex soviéticas aún bajo la esfera de influencia de Moscú. Las revoluciones liberales de Georgia y Ucrania fueron aplaudidas por Occidente, pero las dificultades económicas sufridas por ambos países y las últimas elecciones en Belarús son un duro golpe a quienes confiaban en un repliegue ruso.
TOMADO DE MEDIOS INTERNACIONALES
BBC DE LONDRES ENTR EOTROS …

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